Recuerdo muy claro el día en que el profesor vió mi definición. Tomó su plumón y subrayó donde dice... " plenamente sus capacidades intelectuales y emocionales."
Mientras yo escribía mi párrafo en casa, me pareció apropiado y legítimo preocuparme por las capacidades intelectuales y emocionales de mis futuros alumnos, pero al discutir el punto pude darme cuenta que no solo se esperaba de mi una definición técnica de este famoso "Curriculum", sino un compromiso al respecto.
Finalmente entendí que debo construir un concepto que refleje al tipo de ser humano que quiero formar, porque desde mi perspectiva, desde mi "parada frente a la vida" (como dice el profe) y conociendo los contenidos del Curriculum, puedo aportar a la formación del alumno.